"Es claro que casi todos los
demás animales participan en el sueño, tanto si son acuáticos, aéreos o
terrestres", escribió Aristóteles en su obra "Del sueño y
la vigilia". Pero, ¿sueñan los animales? Acerca de eso, el filósofo
griego también tenía una opinión.
En "Historia
de los animales", escribió: "Parecería que no solo
sueñan los hombres, sino también los caballos y los perros y los bueyes; sí, y
las ovejas, las cabras y los cuadrúpedos vivíparos; y los perros muestran su sueño ladrando
mientras duermen".
A sus métodos de
investigación les puede faltar sofisticación, pero Aristóteles
quizá no estuviera muy lejos de la verdad.
Ciertamente no podemos preguntar a los animales si sueñan, pero
al menos podemos observar las evidencias que demuestran que quizá lo
hagan. Hay dos formas en las que los científicos han tratado esta tarea
aparentemente imposible.
Una
es mirar su comportamiento físico durante las diversas fases del
ciclo del sueño. El segundo es ver si su cerebro
durmiente funciona de
forma similar a nuestro propio cerebro durmiente.
La historia de cómo hemos logrado espiar en las mentes de los
animales dormidos comienza en los años 60.
El Comercio
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