Se había retrasado tanto en llegar que la daban por perdida.
Otra embarcación que el océano se había tragado en el peligroso cruce hacia
América.
Pero un día de enero de 1890, cuando ya no quedaba ni la
esperanza, el barco británico Margaret llegó mustio al puerto de Boston; la
expresión de espanto en las caras de su capitán y la tripulación daban
testimonio de lo que habían vivido.
Su historia era una mezcla singular de la del Arca de Noé y
el motín del Bounty.
Para el Lloyd's Weekly Newspaper, era "el viaje
más extraordinario relatado fuera del ámbito de la ficción en mucho
tiempo".
Con la típica moderación británica, el capitán sencillamente
dijo que había sido "una experiencia que no desearía repetir".
BBC
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